¿Decir groserías tiene beneficios? ¡Sí! La ciencia dice que es bueno para tu salud
Estudios han demostrado que decir groserías es bueno para tu salud física y mental.
Comúnmente las groserías suelen ser condenas en casi todos los ámbitos de la sociedad, sin embargo, un estudio de la Universidad de Keele (Inglaterra) mostró que es bueno para la salud física y mental.
El estudio consistió en que 67 estudiantes de universidad sumergieran sus manos en agua helada, mientras que los científicos los animaban para que gritaran groserías. Posteriormente realizaron la misma prueba sin decir malas palabras.
Los resultados mostraron que quienes dijeron groserías lograron soportar temperaturas frías por 40 segundos más y sintieron menos dolor.
El autor del estudio, Richard Stephens, afirmó que decir groserías es una forma de supervivencia y comprobó que maldecir es bueno por las siguientes razones:
- Ayudan a enfrentar mejor los problemas
- Te sientes más optimista
- Liberas la tensión reprimida
- Te sientes más fuerte
- Provocan que tu corazón lata más rápido
Otro estudio realizado por la Universidad de Maastricht, en los Países Bajos, defiende el uso de las malas palabras e incluso las promueve.
Esta investigación se centró en analizar la relación que existe entre la franqueza y las groserías.
En este caso, los resultados del estudio Frankly, We Do Give a Damn: The Relationship Between Profanity and Honesty (Francamente, nos vale ma$%#: La relación entre la blasfemia y la honestidad) sugirieron que la relación entre ambas es robusta.
Para esta investigación primero se encuestó a 276 adultos sobre sus hábitos de lenguaje; posteriormente analizaron los perfiles de Facebook de más de 73 mil usuarios inspeccionando sus actualizaciones en busca de groserías y por último se compararon los índices de integridad y carácter de cada estado en Estados Unidos.
Los resultados que sobresalieron fueron:
- Personas groseras tienden a mentir menos
- Quienes dicen groserías presentan perfiles más íntegros
Los investigadores señalaron que el objetivo del estudio era resolver el conflicto social que da un aspecto negativo a las groserías bajo el argumento de que quienes las dicen pueden romper normas sociales.
Asimismo, indicaron que las personas que dicen malas palabras las utilizan para expresar emociones complejas y suelen expresar sus sentimientos con más honestidad.