¿Cómo influye la salud intestinal en nuestro estado de ánimo?
Los desequilibrios en la flora bacteriana intestinal afectan a la conducta y sentimientos de las personas. El estreñimiento repercute negativamente en nuestro estado de ánimo.
Investigadores de la Universidad McMaster (McMU), en Ontario, Canadá, han recopilado evidencias de que las bacterias que residen en el intestino influyen en la química del cerebro y en el comportamiento.
Los cambios en la flora intestinal se correspondieron con un aumento en una proteína que ha sido relacionado con la depresión y la ansiedad, según el investigador Stephen Collins, de la McMU.
Según el doctor José L. Cidón Madrigal, experto en nutrición “la fibra tiene un impacto positivo en el bienestar general. Cuando la consumimos mejora el estado de ánimo, nos sentimos más optimistas y nuestra actividad física y mental se reactivan”.
Alegría y tristeza, entusiasmo y apatía, inquietud y calma, ira y compasión. Estas y muchas otras emociones repercuten en distintas formas en las funciones de nuestro organismo: Agitan nuestra respiración, aceleran nuestros latidos, dilatan nuestras pupilas, nos producen sudores, vértigos y escalofríos.
Cuando decimos "hay ciertas cosas que me revuelven las tripas" o "tengo un nudo en el estómago" nos referimos a las repercusiones que pueden tener determinadas emociones o experiencias de distinto signo pero intensos en nuestro aparato digestivo.
Sin olvidar el efecto de "aflojar los intestinos" que tienen los estados de miedo o pánico. Ahora la ciencia ha descubierto que el camino entre las conductas y las emociones y el aparato gastrointestinal es de doble sentido.
En un experimento observaron que la conducta de una serie de ratones de laboratorio, animales con una estructura cerebral similar a la humana, puede modificarse provocando un desequilibrio en su flora intestinal, según recoge la revista científica ‘Tendencias21’.
Según la McMU este descubrimiento es importante porque diversas enfermedades gastrointestinales, como el síndrome de intestino irritable, se podrían relacionar con la ansiedad y con la depresión, y se cree que algunos desórdenes psiquiátricos, como el autismo de inicio tardío, puede deberse a un contenido bacteriano anómalo en los intestinos.
Bacterias "buenas" en el intestino
En los intestinos de una persona viven 2 mil especies bacterianas que conforman la denominada flora intestinal que efectúa funciones esenciales para la salud, como ayudar a absorber los nutrientes de los alimentos, sintetizar determinados compuestos o protegernos de algunas infecciones.
La investigación realizada con ratones adultos sanos por Stephen Collins y su colaborador Premysl Bercik, de la McMU, ha demostrado que la desestabilización del contenido bacteriano corriente del intestino puede afectar al comportamiento de su portador.
Para desestabilizar el ‘ecosistema intestinal’ en los roedores, los investigadores les suministraron una mezcla de antibióticos, que los animales tomaron con el agua de beber, durante siete días.
Los cambios provocados en su flora intestinal se correspondieron con un aumento en el ‘factor neurotrópico derivado del cerebro’ (BDNF), una proteína activa en ciertas zonas cerebrales esenciales para el aprendizaje, la memoria o la motivación, entre otras, y que ha sido relacionado con la depresión y la ansiedad.
Además, los investigadores de Canadá encontraron que los comportamientos de los ratones se modificaron, volviéndose más ansiosos o más cautelosos de lo que eran normalmente.
Cuando se suspendió el suministro de los antibióticos orales y las bacterias intestinales recuperaron su estado normal, se restableció el comportamiento corriente de los animales y también su química cerebral habitual.
Otro de los elementos que parecen tener influencia en el bienestar psicológico y emocional de las personas es la fibra de los alimentos que ingerimos y digerimos, definida como “el conjunto de materiales de origen vegetal que ofrecen resistencia a ser digeridos por las enzimas y los fermentos digestivos, y tienen capacidad para retener agua en la luz intestinal”.
La fibra actúa en el tramo intestinal denominado colon: El órgano flexible como un tubo responsable de eliminar el agua de los contenidos del intestino.
Para el doctor José L. Cidón Madrigal, experto en nutrición y homeópata“ además de prevenir el cáncer de colon y el estreñimiento, la fibra tiene un impacto positivo en el bienestar general, el estado de ánimo e incluso en el aspecto exterior de las personas”.
El aparato digestivo y el intestino son al organismo, lo que la raíz a la planta: todo lo que les ocurra repercute en el resto del cuerpo. Si está limpio y funciona bien, toda va correctamente; si algo va mal en esas zonas, puede generar estados depresivos y cuadro psicopatológicos severos” explica el especialista.
Dibra vegetal: Aliada del bienestar
Para Cidón Madrigal “si esa escoba que es la fibra, barre el intestino y ayuda a eliminar las toxinas y residuos que de otro modo se acumulan y pasan a la sangre, nos sentiremos mucho mejor al poco tiempo de iniciar esta alimentación depurativa”.
“La paulatina desintoxicación del cuerpo se comprueba en el aspecto de la lengua, la tarjeta de presentación del colon, que presenta un aspecto blanquecino cuando nos alimentamos mal y va recuperando su color rosado que es sinónimo de un estado saludable, a medida que el intestino se limpia”, señala Cidón.
“Los efectos de una dieta más rica en fibra repercuten de inmediato de modo favorable, tanto en el sistema nervioso como en la piel, cuyo estado y salud están íntimamente ligados con el funcionamiento de sistema gastrointestinal”, indica.
“Cuando nuestro colón funciona bien gracias a la acción depuradora y mejoradora de la dinámica intestinal que tiene la fibra vegetal, nuestro estado orgánico, psicológico, anímico y estético también funcionan adecuadamente”, según el médico.
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