¿Cuándo debes guardar los huevos en el refrigerador y cuándo puedes dejarlos afuera?
El huevo es considerado uno de los alimentos más completos.
Los huevos se utilizan para distintos platillos. | Freepik
El huevo es uno de los alimentos más completos, pues constituye una fuente de nutrición a cualquiera edad. Además, tiene un bajo aporte calórico y brinda una sensación de saciedad, explica la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Se puede destacar también que el huevo contiene 30% de proteínas y vitaminas hidrosolubles y liposolubles importantes como la A, D, E y K. Incluso, tiene un perfil de aminoácidos completo, similar a la proteína de la leche materna.
Si bien, está el mito de que su consumo aumenta el colesterol, existe evidencia científica que destaca los beneficios del huevo y que solo se deben tomar en cuenta algunos factores para moderar su consumo.
¿SE CONSERVAN MEJOR DENTRO O FUERA DEL REFRIGERADOR?
Es importante considerar la forma en la que se adquirió este producto lleno de proteína y otros nutrientes.
Esto quiere decir que si se compró en una tienda donde los huevos estaban refrigerados, lo ideal es que en casa se conserven de la misma manera para evitar que los cambios de temperatura deterioren la calidad del producto.
En cambio, si el supermercado donde fueron adquiridos los tenía fuera del refrigerador, en estos casos se puede decidir de qué manera conservarlos en casa.
Cabe mencionar que los huevos a temperatura ambiente son mejores para preparar algunos alimentos como postres o platillos que contengan otras grasas.
Si fuera de la nevera es la opción que se elegirá para almacenarlos, la recomendación es mantenerlos en un lugar fresco donde no reciban luz directa del Sol o de alguna otra fuente de calor. También se recomienda consumirlos en un periodo corto de tiempo y se pueden guardar en el refrigerador aún después de una semana.
Por otro lado, los huevos refrigerados se conservan por más tiempo y se prolongan sus cualidades nutritivas. Si se decide por esta alternativa, lo ideal es mantenerlos en su empaque original y en un espacio donde la temperatura sea constante y no cambie, de preferencia fría pero sin llegar a congelar para evitar que se coagulen.
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