Estándares estéticos en Argentina son 'la dictadura'; la socióloga que se viraliza
Catalina Singer viajó a Córdoba a visitar a su familia y compartió su opinión sobre los estándares estéticos.
Esta socióloga duró un mes en Argentina visitando a su familia y dijo que nunca se sintió "tan descolocada" como esta vez al vez los estándares de bellezas que tienen las mujeres en el país.
En su cuenta en twitter escribió el pasado 17 de marzo el siguiente mensaje: "Me sentí muy fea durante toda mi estadía en Argentina, volví y se me pasó. Siento que los estándares estéticos allá son la dictadura".
Esto hizo que las redes sociales viralizaran su mensaje quien actualmente reside en Barcelona, España.
“Llegué a España la semana pasada y todavía estoy asombrada con lo autoexigentes que son las mujeres para mostrarse bellas”, admitió a Infobae.
En la entrevista con el medio de comunicación argentino comenta que la gente gasta mucho dinero en su aspecto físico.
"Las chicas andan producidas a toda a hora del día. Está muy instalado en la sociedad que tenés que estar impecable todo el tiempo, no solamente cuando tenés una fiesta o vas a una reunión”.
Los estándares de belleza y la apariencia
Actualmente Catalina se dedica a la astrología y menciona que cuando hace una comparación de las argentinas con las españolas, en el caso de Barcelona las mujeres son más "relajadas" con los patrones de belleza.
Mencionó que en Córdoba incluso pasó por un momento en el que sintió que le habían herido su ego cuando sus amigos le remarcaron que tenía canas. Incluso expresa que es algo muy internalizado en los argentions hacer comentarios sobre el aspecto físico.
"Me obligaron a mirarme desde ese costado que los argentinos te miran, que ponen una vara estética muy alta”, se lamentó.
En el caso de España dice que no importa si no estás depilada y vas a un evento con vellos ne las piernas o axilas. También durante su estancia le hicieron comentarios sobre su forma de vestir.
Observó que en los locales de ropa en Argentina, los outfits están bien diferenciados para cada ocasión.
Su paso por Argentina también le hizo revivir una época de su adolescencia que prefería olvidar. “Tuve desórdenes alimenticios desde los 14 hasta los 21 años que por suerte ya pude superar. Acá, en Barcelona, me siento más libre. Lamento que en Argentina esté tan instalado y naturalizado algo que puede ser dañino”.