Cuándo recibes radiación, ¿qué le pasa a tu cuerpo?
Hay un tipo de radiación que se puede encontraren la luz ultravioleta.
Epifanio Cruz Zaragoza, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares, explicó que existen dos tipos de radiación: no ionizante e ionizante.
En la radiación no ionizante los fotones (partículas de luz) no tienen suficiente energía para arrancar electrones de un átomo o de una molécula.
La radiación se puede encontrar en la luz ultravioleta, que llega de estrellas como el Sol, pero también en dispositivos electrónicos, como teléfono celular y en las lámparas que se usan habitualmente.
Un poco de historia sobre la radiación
En la década de 1980 una población de China estaba viviendo cerca de una mina de uranio, en donde la radiación era muy elevada.
A largo plazo los habitantes sufrieron malformaciones genéticas por lo que el pueblo tuvo que ser reubicado en un sitio más alejado de la fuente de radiación.
La humanidad ha aprendido de sus efectos a través de los accidentes nucleares, como el de Chernobil, en Ucrania, y el de Fukushima, en Japón.
Algunos científicos han planteado que la radiación ayudó al origen de la evolución molecular de la vida. De hecho, se ha detectado que el ser humano puede evolucionar bajo cambios químicos.
“Esto nos hace pensar que no sólo la radiación de bajo nivel, sino también radiación intensa pudo dar lugar a nuestra evolución”, explica Epifanio Cruz Zaragoza, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares.
Qué pasa con la radiación y nuestro cuerpo en estos tiempos
La radiación puede usarse con fines terapéuticos, pero con protocolos médicos seguros. En los hospitales se usan para combatir algunos tipos de cáncer, como el de cuello, de próstata o de mama.
La radiación debe ser bloqueada en las zonas vitales y atacar sólo las células cancerígenas, ya sea vía rayos X, radiación gamma de cobalto, radiación de electrones.
Se utilizar con otros fines, por ejemplo, como armamento tecnológico que puede contener material nuclear. No para detonarse como las bombas atómicas, sino para afectar el organismo humano, concluyó el académico universitario.
Con información de UNAM Global.