Estudio revela cómo consumir alcohol excesivamente inflama mucho más el cerebro
Se analizaron los cambios en el cerebro y en el comportamiento.
Para las personas con trastorno por consumo de alcohol (AUD), hay un círculo vicioso constante en el cerebro y cambios en el comportamiento. Esto puede alterar las vías de señalización en el cerebro.
Científicos de Scripps Research descubrieron nuevos detalles sobre el papel del sistema inmunitario en este ciclo.
Hay una molécula de señalización inmunitaria interleucina 1β (IL-1β) que está presente en niveles más altos en el cerebro de ratones con dependencia del alcohol.
"Los cambios inflamatorios en el cerebro podrían explicar parte de la toma de decisiones arriesgadas y la impulsividad que vemos en las personas con trastorno por consumo de alcohol ", dice la autora principal Marisa Roberto, Ph.D., presidente de Medicina Molecular de la Familia Schimmel y profesora de neurociencia en Scripps Research.
En una nota compartida por MedicalXpress, indican que los hallazgos son muy importantes porque sugieren una forma potencial de tratar el trastorno por consumo de alcohol con medicamentos antiinflamatorios.
"Planeamos dar seguimiento a este estudio con más trabajo sobre exactamente cómo la orientación de componentes específicos de la vía IL-1β podría ser útil en el tratamiento del trastorno por consumo de alcohol ", dice Roberto.
¿CÓMO ES EL TRASTORNO POR CONSUMO DE ALCOHOL?
El trastorno por consumo de alcohol es un problema para controlar lo que se bebe e implica la necesidad de tener que beber más para lograr el mismo efecto.
El consumo de alcohol pone en riesgo la salud o la seguridad, lo que provoca otros problemas relacionados con la bebida. según Mayo Clinic.
Si el patrón de consumo de alcohol produce una gran aflicción y problemas reiterados para desenvolverse en la vida diaria, es probable que haya un trastorno por consumo de alcohol.
Un trastorno leve puede intensificarse y dar lugar a problemas graves, por lo que el tratamiento temprano es importante.
Los factores genéticos, psicológicos, sociales y ambientales pueden influir sobre la manera en que el alcohol afecta el organismo y la conducta.