El papel higiénico, ¿va en el inodoro o en el bote de basura?
¿Sabes cuál es la alternativa que representa menos riesgos para tu salud?
Saber en qué lugar tirar el papel de baño puede ser un dilema. Hay quienes prefieren hacerlo directamente en el inodoro, mientras que otras personas lo desechan en el bote de basura.
De la misma manera, en algunos establecimientos comerciales o lugares de trabajo se pueden encontrar letreros con alguna de las dos indicaciones, según las políticas y recomendaciones de mantenimiento: Tira el papel de baño en el retrete o desecha el papel de baño en el cesto de basura.
Pero, ¿cuál es la mejor opción para estos desechos y cuál es la alternativa que representa menos riesgos para la salud?
Tira el papel higiénico al excusado
Desechar el papel en botes o cestos de basura es considerada una práctica antihigiénica para especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En un artículo para la revista Una Mirada en la Ciencia de esta institución, la investigadora Irma Rosas señala que la costumbre de depositar el papel higiénico con residuos fecales en un bote, guardarlo en bolsas de basura y entregarlo a los recolectores, es fecalismo, una práctica promovida en la época que había fosas sépticas en este país y que cambió a partir de la construcción del sistema de drenaje.
Asimismo, Rosas indica que los fabricantes han desarrollado un papel higiénico que puede desintegrarse dentro del inodoro y destaca que el daño verdadero es mantenerlo en botes debido a que las personas se exponen a los gérmenes que están presentes en el excremento.
Riesgo de contagios
Existen bacterias que se pueden alojar en este material y que pueden provocar infecciones estomacales e intestinales, indica el informa ‘La higiene sí importa’, llevado a cabo por Essity, una compañía dedicada a la fabricación y venta de productos y soluciones de limpieza corporal.
Algunas de estas bacterias son la salmonelosis, la cisticercosis, shigellosis o la yersiniosis. Además, dejar el papel higiénico en el bote de basura es una práctica que puede atraer a las moscas, las cuales después entran en contacto con alimentos y utensilios, aumentando la transmisión de microbios, señala el documento.
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