A más felicidad, ¡menos enfermedades! Aseguran especialistas
La alimentación, una dieta equilibrada y adecuada, también sustenta un ánimo positivo y favorece la buena salud.
Mantener una actitud mental positiva es fundamental porque las funciones del organismo responden mejor ante cualquier agresión externa. En cambio, cuando nos invaden las emociones negativas, los niveles de cortisol aumentan y esta “hormona del estrés” actúa como un supresor de las defensas orgánicas.
Un estado mental positivo contribuye a que las funciones defensivas del cuerpo respondan mejor ante cualquier agresión proveniente del exterior, como infecciones o agentes tóxicos.
Una investigación británica concluye que el buen estado de ánimo se relaciona con la reducción de problemas neuroendocrinos, inflamatorios y cardiovasculares, y el fortalecimiento del sistema inmunológico.
El cortisol es un importante indicador de salud. Esta hormona es segregada en situaciones de tensión física y emocional, y su alta concentración favorece la aparición de enfermedades como la obesidad abdominal, la hipertensión o la diabetes.
Aunque puede resultar bastante complicado llegar a un consenso sobre qué es la felicidad -un estado de bienestar mental y emocional al que cada persona llega por distintos caminos- en cambio cada vez más expertos coinciden sobre sus efectos beneficiosos para el organismo y la buena salud.
Un estado mental positivo, alegre y optimista, contribuye a que las funciones defensivas del cuerpo respondan mejor ante cualquier agresión proveniente del exterior, como infecciones o agentes tóxicos”, señala la doctora Ascensión Marcos, profesora de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones (CSIC) de España.
Cada vez más evidencias científicas respaldan este punto de vista, entre ellas un estudio publicado en 2005 y considerado una referencia en el análisis de los efectos de la felicidad en la salud.
Células felices, células sanas
Los investigadores Andrew Steptoe, James Wardle y Micheael Marmot, del departamento de epidemiología y salud pública del University College de Londres, midieron la felicidad desde el punto de vista biológico para determinar su incidencia en la salud.
Los científicos realizaron el experimento con 216 voluntarios, incluyendo 116 hombres y 100 mujeres de origen europeo, todos entre 45 y 59 años de edad y sin historial de enfermedad coronaria o tratamiento de hipertensión.
A los participantes en el estudio, les tomaron la presión arterial antes de cada medición y pruebas de saliva para medir su nivel de cortisol, una hormona que segrega el organismo en las situaciones de estrés.
Además, les monitorizaron el ritmo cardiaco, les aplicaron un test psicológico para identificar posibles desórdenes psiquiátricos y los sometieron a pruebas para medir su estrés en respuesta a estímulos mentales.
La investigación concluyó que el estado de ánimo positivo está relacionado con la reducción de problemas neuroendocrinos, inflamatorios y cardiovasculares, y el fortalecimiento del sistema inmunológico.
El cortisol jugó un papel importante como indicador de salud. Esta hormona es segregada en situaciones de tensión física y emocional, y su alta concentración favorece la aparición de algunas enfermedades, entre ellas, la obesidad abdominal, la hipertensión, la diabetes tipo II y los trastornos autoinmunes, como el lupus o la psoriasis.
En la investigación, las personas con actitudes neutras o tristes presentaron el nivel de cortisol un 32% más alto que aquellos que afirmaron sentirse más satisfechos o felices. Un porcentaje significativo que, según el estudio, podría ser un riesgo para la salud, si persiste durante meses o años.
Los altos niveles de cortisol son característicos de algunos estados depresivos, pero los investigadores británicos destacaron que no estar feliz provoca un efecto similar.
“La actitud positiva se canaliza en nuestro organismo a través del buen funcionamiento de las células y tejidos. Una mentalidad adecuada fortalece el sistema inmunológico. Y, al contrario, cuando hay actitud negativa, el cortisol aumenta y es un inmunosupresor importante”, añade la doctora Marcos.
La alimentación, una dieta equilibrada y adecuada, también sustenta un ánimo positivo y favorece la buena salud.
“Se podría hablar de un trinomio compuesto por alimentación-felicidad-salud. Lo conseguimos comiendo bien y educándonos bien en materia nutricional. Cuando confluye el gusto por la comida con la ingesta de unos alimentos saludables, las endorfinas se disparan, la sensación de satisfacción aumenta, lo cual ayuda a mantener o mejorar la salud”, según la experta.
“El estrés, actuaría como un medidor negativo de los marcadores de felicidad y de salud. Hay que tener en cuenta que la insatisfacción durante mucho tiempo llega a poder desarrollar procesos tumorales, algo que está relacionado con un sistema inmune alterado”, concluye la doctora Marcos.
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