Estudio revela que una infancia feliz no siempre es garantía de una buena salud mental
Una nueva investigación de la Universidad de Australia del Sur, se refiere a la infancia y la salud mental.
En asociación con la Universidad de Canberra, el hallazgo forma parte de un estudio publicado en Current Psychology.
Se logró examinar cómo cómo las experiencias de la primera infancia se relacionan con diferentes vías de desarrollo y cómo estas podrían estar asociadas con una mala salud mental.
Los investigadores piensan que la capacidad que tenemos para adaptarnos podrían estar influyendo en la salud mental. En el caso de Australia estiman que casi el 50% de la población va a sufrir de una enfermedad mental en algún momento y al menos 314.000 entre 4 y 11 años (casi el 14%) padecen un trastorno mental.
Se encontró que niños que crecieron en ambientes estables y de apoyo también podían experimentar síntomas de ansiedad en la edad adulta.
La investigadora principal y candidata a doctorado, Bianca Kahl de UniSA, dice que “a medida que se expande la prevalencia de las condiciones de salud mental, es imperativo que también ampliemos nuestro conocimiento de esta condición tan compleja y variada”.
Así que esto muestra que las condiciones de salud mental no están determinadas por eventos de la vida temprana. “Ciertamente, hay algunos factores que faltan para comprender cómo nuestro entorno infantil y nuestras experiencias tempranas pueden traducirse en resultados de salud mental en la edad adulta.
“Si, de niños, aprendemos a adaptarnos al cambio y aprendemos a sobrellevar las situaciones cuando las cosas no salen como queremos, es posible que estemos en una mejor posición para responder al estrés y otros factores de riesgo de mala salud mental.
Con información de la Universidad del Sur de Australia.