Niñez y adolescencia, etapas clave para disminuir el riesgo de desarrollar cáncer de piel
El cáncer de piel se desarrolla principalmente en las áreas de la piel expuestas al sol
Exposiciones prolongadas al sol durante la niñez y la adolescencia determina en gran medida el riesgo de sufrir cáncer de piel en un futuro según investigaciones.
El cáncer de piel, el crecimiento anormal de las células de la piel, se desarrolla con mayor frecuencia en la piel expuesta al sol. Hay tres tipos principales de cáncer de piel: carcinoma de células basales, carcinoma de células escamosas y melanoma.
Puede reducir su riesgo de cáncer de piel al limitar o evitar la exposición a la radiación ultravioleta (UV).
Australia tiene una de las tasas más altas de este tipo de cáncer en el mundo, siendo el más común para australianos de entre 20 y 39 años de edad. Es tan común que en se le conoce como “cáncer nacional”, como respuesta a esa amenaza, Australia desarrolló algunas de las medidas protectoras más efectivas del mundo.
¿Cómo protegerse contra los rayos del sol?
La crema solar no debe usarse nunca en bebés menores de seis meses y un niño de menos de un año tampoco debe exponerse directamente a rayos ultravioletas, de acuerdo al Consejo del Cáncer.
Sin embargo, la crema solar no debe ser considerada como el único recurso para protegerse de los rayos UV pues según Stuart Henderson, científico de la Agencia de Seguridad Nuclear y Protección de la Radiación en Australia, esta debería de usarse en combinación con otras medidas de protección.
En Australia existen recomendaciones para la sociedad es considerar el tipo de ropa, la sombra, sombreros y gafas. Su uso se popularizó gracias a una exitosa campaña lanzada hace décadas como respuesta a la incidencia del riesgo de melanomas.
Por otro lado, Elke Hacker, de la Universidad Griffith en Brisbane, Australia, dice que “estudios previos indican que las personas utilizan menor de la cantidad requerida de bloqueador solar.
La cantidad correcta en adultos son dos miligramos por centímetro cúbico, lo que equivale a siete cucharaditas de crema solar. Eso equivale a una cucharadita para cada brazo y pierna, dos para el torso, una más para el rostro, cuello y orejas.
Además, expertos recomiendan una amplia variedad de lociones solares con protección de 30 o más e indican que hay que aplicarla 20 minutos antes de exponerse al sol. Esto permite que se hunda en los poros y previene que inmediatamente se vaya con el sudor o el roce.
“Nuestros cuerpos necesitan luz solar para producir vitamina D y hay más beneficios en estar fuera, especialmente durante la niñez. Hubo vínculos de niños que no pasan suficiente tiempo fuera con el desarrollo de miopía”, dice Henderson. En su lugar, una buena opción es disfrutar del sol al comienzo y final del día, cuando los rayos ultravioletas son menores.
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